En numerosas ocasiones se escucha hablar de «la leyenda de Tanausú», pero lo primero que debemos saber es que no se trata de una simple leyenda. Realmente se trata de hechos que ocurrieron y que así quedaron registrados en los libros de los conquistadores de las islas. Por lo tanto, no deberíamos hablar de «leyenda» sino de historia de la isla de la Palma.
La conquista por las tropas de Castilla
Año 1492, coincidiendo con el descubrimiento de las Américas, a finales de septiembre desembarcan en la Palma las tropas castellanas con Alonso Fernández de Lugo al frente. En aquel entonces, la isla de la Palma estaba poblada por los aborígenes de la isla, que la llamaban Benahoare (significa «mi tierra» o «tierra mía») y que era habitada por unas 4000 personas, organizadas en 12 cantones que, en buena parte, se asemejan a los 14 actuales municipios de la isla.
Aunque debemos saber que el primer intento fallido de conquista de la isla data del año 1447, a las manos del sevillano Fernán de Peraza. Donde destaca 👉 la increíble historia de la batalla de Tahuya 👈
Tras el desembarco en la isla, casi todos los reinos o cantones de Benahoare se rindieron, de forma pacífica, ante las tropas castellanas. De modo que Fernandez de Lugo fue anexionando hasta nueve territorios en la isla de forma rápida y sin demasiada oposición. Tres fueron los cantones o reinados awaritas (también llamados awaras o benahoaritas) que pusieron fuerza y oposición a la llegada de las tropas castellanas: Tedote, Tigalate y Aceró.
Es conocida en la isla la batalla de Timibúcar, donde los cantones de Tedote (que en la actualidad correspondería con las Breñas y la Villa de Mazo) y Tigalate (Parte de la actual Fuencaliente y parte del Paso) plantaron cara a las tropas de Alonso Fernández de Lugo. Los benahoaritas de estos cantones se opusieron a las tropas de Castilla a base de palos, lanzas y piedras, pero en poco tiempo fueron sometidos.
Fernández de Lugo, el Adelantado, se hizo rápidamente con 11 de los 12 cantones de la isla pero… quedaba uno: el más complejo, difícil por su geografía y también por el tesón y la dureza de su mencey (o rey benahoarita). Estamos hablando del cantón de Aceró, que se correspondía con todo el territorio interior de la caldera de Taburiente y de su conocido mencey: el indomable Tanausú.
Las tropas castellanas le decían a Alonso Fernández de Lugo que para vencer a Tanausú deberían atraparle por el paso (refiriéndose a la zona por donde actualmente vemos la entrada al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente), entrando a la Caldera por sus paredes del sur (zona de la Cumbrecita) ya que les parecía imposible vencer entrando por las puertas de la Caldera (lo que actualmente conocemos como el Barranco de las Angustias).
Pero… tras varias batallas e intentos fallidos de vencer al reino de Aceró, finalmente cayó mediante el tratado y la traición. Vamos a verlo.
La captura de Tanausú
Alonso Fernández de Lugo aprovechó el parentesco de Juan de la Palma (aborigen ya convertido) con Tanausú para «firmar la paz». Tanausú, cansado de las anteriores batallas y ante la posibilidad de poner fin al sufrimiento vivido por la población de Aceró, accedió a firmar la paz y someterse ante las tropas castellanas.
Pero el resultado fue algo diferente a lo esperado. Las tropas castellanas capturaron a Tanausú en la zona que hoy conocemos como el Riachuelo, en las cercanías de la Cumbrecita. Esta última acción puso fin a la conquista de la isla de Benahoare y Tanausú fue llevado a la península ibérica junto a las tropas castellanas que iban de vuelta. Y este es el momento histórico por el que más se recuerda al mencey de Aceró que, traicionado y conmocionado por la situación, prefirió morir de hambre durante la travesía a vivir como esclavo de los conquistadores de su tierra.
Narran que durante la travesía desde las islas a la península, Tanausú dejó de comer y lo único que pronunciaba era «vacaguaré» (que significa «quiero morir»).
No obstante resulta curioso que todavía en la isla podemos apreciar el espíritu del mencey Tanausú. Comentan que se encuentra representado en las propias cumbres, al sur de la Caldera de Taburiente y la verdad es que así es.
El mencey de Aceró esta tumbado en el sur de su reino
Desde la Laguna, desde Tajuya, desde muchos puntos del Paso y sobre todo desde la carretera principal, que conecta el centro del Paso con los túneles que cruzan al este de la isla, puedes mirar hacia las cumbres de la Caldera de Taburiente. Seguramente apreciarás que el perfil de esta crestería dibuja la silueta de un benahoarita tumbado: las manos entrecruzadas, el pecho, el cuello, la barbilla, la boca, la nariz, la frente y un pelo largo hacia detrás. Se dice que es Tanausú en las mismas montañas que protegían su reino y probablemente así sea. El espíritu de Tanausú está descansando en su Isla Bonita…
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La aborigen palmera más recordada por su marcado valor y extrema fortaleza ante la conquista.