Lo cierto es que a día de hoy podemos hablar, con mucho orgullo, de una verdadera cultura de la seda en la Palma. Lo que antaño fueron 3000 telares y más de 60 industrias en la isla, hoy se ha reducido a unas cuantas artesanas que mantienen estas labores y ejecutan telares, piezas para trajes típicos, productos para la venta e incluso tejidos en seda para diseñadores y diseñadoras de talla mundial.
La seda de la Palma es conocida y elogiada en toda Europa. Una industria, que movió gran parte de la economía entre los siglos XVI y XVIII, extinta en Europa y que se sigue desarrollando en la isla de la Palma de forma totalmente artesanal, pasando por todos los procesos de antaño e hilada con telares de madera de pino canario, que hoy cumplen casi 200 años.
La historia de la seda en la Palma
Nos trasladamos a la época de la conquista de la isla, a finales del siglo XV. Tras ello vinieron unos años de adaptación y expansión de la economía interna de la isla. Los conquistadores se repartieron las tierras en haciendas y grandes cultivos de caña de azúcar, se iniciaron las primeras ciudades y la isla se empezó a poblar mucho más.
Cien años después, durante el siglo XVI, la isla de la Palma estaba más poblada, desarrollada y llena de los cultivos de caña de azúcar que fueron base de la economía palmera por aquel entonces.
Los pobladores no eran únicamente castellanos, al igual que no todo fueron cultivos de cañaveral. Flamencos, franceses e italianos, buenos socios de la gente de la Corte, artesanos y comerciantes también repoblaban la isla.
Los flamencos y los artesanos de Brabante conocían bien las artes de la seda, importadas de China, así como sus señoriales prestaciones y la gran calidad de los tejidos de este material. Además descubrieron que el clima de las islas no solo era perfecto para la caña de azúcar sino que las moreras crecían de forma exuberante y se adaptaban a la perfección a estas tierras volcánicas.
La situación fue ideal para desarrollar una potente industria de la seda en la isla. Telares y tejidos de este preciado material eran elaborados en la Palma y exportados por los comerciantes a los puertos europeos y del nuevo mundo.
La caña de azúcar y la seda movían gran parte de la economía palmera y todo el potencial exportador por aquel entonces. Se estaba forjando la gran importancia del puerto de Santa Cruz de la Palma. La isla llegó a contar con 60 industrias y más de 3000 telares repartidos por su territorio.
Pero a finales del siglo XVIII y principios del XIX los cambios en la moda de la época, las crisis españolas tras perder algunos territorios, las guerras napoleónicas y los nuevos sistemas de producción hicieron caer en crisis al sector de la seda en toda Europa. China y Japón serían los nuevos centros emisores de seda, algunos años después, gracias a la construcción del canal de Suez.
Otros sectores comenzaron a tirar de la economía palmera; también con un considerable potencial exportador. Hablamos del cultivo de la vid y la calidad de sus vinos, la producción de cochinilla y su oro rojo o el inicio de otros cultivos como el café y el tabaco. Que fueron los productos más reseñables de la isla previos al boom del plátano de Canarias.
La cultura de la seda en la Palma
A pesar de la crisis de la seda en Europa el carácter rural, siempre unido a su tierra y a las tradiciones, hizo que muchas familias palmeras continuasen produciendo sus capullos de seda, manteniendo correctamente las moreras y realizando cada uno de las 14 tareas manuales que deben hacerse para conseguir cada hilo de esta seda natural.
Estas labores, tan antiguas como complejas, se han mantenido hasta nuestros días y lo mejor es que todo se sigue haciendo de la misma manera. No hay ningún proceso mecanizado aplicado en la seda de la Palma.
Por todo ello podemos hablar de una verdadera cultura de la seda en la Palma. Concretamente en el municipio del Paso existen varias familias que siguen cuidando sus moreras y consiguiendo excelentes capullos de seda para así poder mantener la producción. Además se sigue traspasando esta sabiduría de padres a hijos y se organizan talleres de artesanía para que no se pierda esta tremenda labor.
- 14 procesos manuales para obtener cada hilo.
- De cada capullo de seda suele salir un kilómetro de esta fibra, aunque sólo se pueden aprovechar entre 700 y 800 metros.
- Cada hilo debe ir compuesto de un mínimo de veinte fibras.
- La coloración también es cien por cien artesana y natural, a base de cáscaras de almendras, pieles de cebolla, el carmín de la cochinilla…
- Casi dos meses de trabajo para colocar la urdimbre y montar los hilos en telar.
- Medio metro de tela es lo máximo que puede tejer, una persona experimentada, en un día de trabajo.
La enorme labor artesana que podremos conocer de primera mano gracias a las Hilanderas del Paso, precisamente en el Museo de la Seda.
Las hilanderas del Paso
Toda la historia y cultura de la seda en la Palma continúa vigente en nuestros días, gracias a los artesanos y artesanas de la isla. La Palma goza de una gran tradición artesana que pasa por la alfarería, los puros habanos, la marroquinería, el vidrio soplado, los tejidos, la cestería, la repostería tradicional y por supuesto la seda.
Aunque tradicionalmente las labores de la seda estaban mayoritariamente en manos de los hombres, a día de hoy son exclusivamente mujeres las que conservan, difunden y promueven esta cultura de la seda en la isla.
El municipio del Paso fue tradicionalmente el más sedero de toda la isla y por ello en la actualidad, las hilanderas se agrupan en un museo, que también es taller y que ya nombramos anteriormente: El Museo de la Seda o «Taller de las Hilanderas del Paso». El lugar perfecto si nos queremos al día de todo lo que supuso el sector de la seda para la isla, donde nos explicarán al detalle todo el proceso de elaboración de la seda, sus colores y los diferentes tipos de tejido.
Gracias a las hilanderas y su labor promotora en la actualidad podrás observar y comprender sus trabajos. Lo encontraremos abierto de lunes a viernes, entre las 10:00 y las 14:00 y el coste de la entrada es de tan solo 3 euros.