Pongámonos primero en contexto. Los aborígenes de la isla de la Palma eran los benahoaritas (también llamados awaras o awaritas) y se cree que eran entre 4000 y 5000 personas las que habitaban la isla de la Palma, (Benahoare) por aquel entonces. Nos situamos a mediados del siglo XV, ya que es de cuando datan los primeros escritos tras la cristianización de las islas del archipiélago canario.
Además de las dos islas mayores de Tenerife y Gran Canaria, hoy capitalinas, fue la pequeña isla de la Palma de las últimas en caer en manos de las tropas castellanas. Si recordamos el año de la conquista de las Américas, recordaremos también el año en que los castellanos se hicieron con la Palma. Hablamos del año 1492.
Fué Alonso Fernández de Lugo, «el Adelantado», protagonista primero en la conquista de la isla de la Palma, al mando de las tropas castellanas que poco a poco se fueron haciendo con los 12 cantones o reinos aborígenes en los que Benahoare se dividía. La gran mayoría de estos pequeños reinados eran como grandes familias asentadas en estos territorios de la isla y no se opusieron a las tropas castellanas. Mediante «tratados de paz», se fueron convirtiendo al cristianismo y sometiendo a los reyes de Castilla.
Si Fernández de Lugo fue primer nombre en un bando, sin duda alguna, Tanausú fue el protagonista en esta historia de la Palma.
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El benahoarita capturado a traición que prefirió morir de inanición antes que llegar a Castilla como esclavo.
Como podrás imaginar… detrás de todo ello existen esclavos, opresión, señores, reparto de tierras y una clara relación de vasallaje (estamos a mediados del siglo XV, ¿recuerdas?)
Pero como hemos comentado antes, la isla de la Palma fue de las últimas en pasar a manos de la Corona de Castilla. ¿Qué significa esto?
Significa que no fueron pocos los previos acercamientos desde la isla del Hierro y la Gomera a los puertos de la Palma. Se libraron batallas y hubo intentonas fallidas para digamos… «tantear el terreno». Castellanos y aborígenes convertidos de otras islas (en relación de vasallaje), cometían robos de ganado y capturas de benahoaritas a modo de esclavos.
La histórica Batalla de Tahuya
Fernández de Lugo desembarcó en la isla de la Palma a finales del 1492, pero fue en 1448 cuando las tropas castellanas desembarcaron por vez primera en la isla a manos de Fernán Peraza (al que llamaban «el Viejo»). Partió de la vecina isla de la Gomera con tropas formadas por más de 500 hombres, desembarcando en el oeste de la Palma para dirigirse al cantón de Tahuya (de donde le viene el nombre a la actual población de Tajuya y que se correspondía con parte del actual municipio del Paso, parte de los Llanos de Aridane y de Tazacorte).
El cantón de Tahuya estaba en manos de Echedey (que podrás ver nombrado en alguna calle de la Palma) y lleno de vaguadas, barrancos y escarpadas pendientes; sobre todo en las zonas de mayor altura, como podemos comprobar a día de hoy.
Las dificultades del terreno y la falta de conocimiento de las primeras tropas que llegaron a la isla, unidas al tesón y al valor por defenderse de los benahoaritas, terminaron con una increíble derrota de las tropas castellanas. Se narra que pudieron perder hasta 200 hombres en esta cruenta batalla, donde los awaritas luchaban con piedras, palos cortos afilados y lanzas rudimentarias. Debió ser una batalla muy dura, que sin duda, no esperaban perder.
El propio Peraza perdió la vida en esta batalla que sin lugar a dudas dominaron los benahoaritas, liderados por su mencey (el rey del cantón) Echedey. Y la conquista se pospuso más de 40 años. Dos hechos muy importantes que harán trascender al futuro la increíble batalla de Tahuya.
¿Sabías que en Benahoare las mujeres iban a las batallas sin distinción alguna con los hombres?