En esta sección podrás descubrir todo lo que ver en las ciudades y pueblos de la Palma e informarte sobre la historia y el origen de sus poblaciones. Magníficos lugares donde poder pasear y percibir la tranquilidad y la paz de sus calles, la historia de sus edificaciones, la bondad de su gente y la cultura que envuelve a la isla de la Palma.
Las ciudades de la Palma
La Palma es una isla de pequeño tamaño y depende de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Es una isla de carácter rural, cuya población está bastante dispersa por todo su territorio ofreciendo ese encanto que tanto la caracteriza, plagada de pequeños pueblos y barrios que se alternan entre la extensa naturaleza, las huertas y los campos de cultivo.
Si atendemos a la definición de ciudad, que en España implica contar con más de 10.000 habitantes, la Palma cuenta únicamente con dos núcleos. Santa Cruz de la Palma, que además de ser la capital de la isla cuenta con cerca de 16.000 habitantes y los Llanos de Aridane, que alberga a unos 20.000 habitantes.
¡Vamos a conocerlas!
Los encantos de Santa Cruz de la Palma
Capital de la isla de la Palma, cantón de Tedote para los Benahoaritas y fundada a finales del siglo XV como Villa del Apurón. Se respira historia por todos sus costados. La bahía de la ciudad era perfecta como caladero de las embarcaciones, bien protegida de los vientos. Motivo fundamental para que se desarrollase rápidamente. No perdamos de vista que estamos ante el último puerto entre Castilla y las américas.
Destruida por las tropas piratas al mando del famoso Pata de Palo, a mediados del siglo XVI, tubo que ser reconstruida y bien fortificada para prevenir los futuros ataques exteriores.
Una pequeña ciudad que todo lo tiene y que bien narra desde la historia colonizadora en la isla, hasta la importancia del comercio en las Américas, pasando por los múltiples desencuentros y los ataques piratas.
Arte barroco, renacentista y neoclásico ponen el sello de esta ciudad palmera, llena de historias, donde las casitas coloniales, los balcones típicos canarios, los callejones estrechos y cada precioso rincón nos contarán algo que tenga que ver con su magnífica historia.
Al mismo tiempo se puede sentir esa relación estrecha con las américas. La música, el sabor del caribe, los colores en la calle…
¿Sabías dónde se instauró el primer Juzgado de Indias?
¿Dónde fueron las primeras elecciones por sufragio universal en España?
… ¡pues si! aquí mismo, en la isla de la Palma.
Buena parte de la historia de la isla está condensada en su capital, Santa Cruz de la Palma. Por donde podremos pasear por sus calles, plazas y construcciones al mismo tiempo que disfrutamos de la gastronomía, la cultura y su tremenda bahía, donde se ubica el principal puerto de la isla.
Qué ver en la Palma, en los Llanos de Aridane
Aunque es el municipio más poblado en toda la isla de la Palma, el núcleo urbano principal de la ciudad rebosa también tranquilidad y calma. La zona más llana de la isla cuyo apellido «Aridane» responde al nombre del cantón aborigen de Aridane, que significa «lugar llano». Es decir que los awaritas de este cantón estaban muy bien afincados en la zona más «plana» de la isla.
Lugar de visita obligada en la Palma ya que será un placer conocer y caminar las calles de los Llanos, llenas de ocio, locales, pequeños comercios y el único gran centro comercial de la isla. A pesar de tener más densidad de población que el resto de la Palma es un lugar sosegado, donde podremos pasear tranquilamente, sin bullicio ni grandes aglomeraciones.
Calles limpias y tranquilas, la Plaza de España, el mercado, grandes y largas avenidas que conjugan la existencia de edificaciones modernas con las grandes casonas señoriales de los siglos XVII y XVIII y algunas viviendas unifamiliares típicas canarias. Muy cuidado y fotogénico también el famoso Parque de Gómez Felipe o como lo llamamos por aquí «El Parque de los Monos» (aunque esto no nos debe llevar a engaño: no hay monos por los árboles, ni nada por el estilo).
También podemos respirar la historia de la isla de la Palma recorriendo sus rincones, apreciar el sabor y el calor de las Américas con la arquitectura de la época, la música de alguno de sus locales, la gastronomía e incluso con la decoración vegetal de sus calles y plazas. Del mismo modo, podremos descubrir perfectamente el pasado prehispánico de los aborígenes en el Museo Arqueológico Benahoarita.
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La mujer benahoarita más fuerte y conocida en la historia aborigen de la Palma pertenecía al cantón de Aridane.
Los pueblos de la Palma
La Palma no es una isla de grandes poblaciones ni agobiantes núcleos urbanos. Hasta las ciudades de los Llanos de Aridane y Santa Cruz de la Palma rebosan calma, silencio y tranquilidad por todos sus costados. Pero sin lugar a dudas, el encanto de la isla también se encuentra en sus pueblos, dispares y dispersos por todo el territorio de la isla.
En la Palma encontramos pueblos de todo tipo. Desde esos pueblos de montaña, donde el olor a leña nos embriaga durante el invierno hasta los caseríos que encontraremos en las medianías del norte de la isla, pasando por los pequeños pueblos de pescadores en sus costas.
Los pueblos del noreste de la Palma
Qué ver en Barlovento
El casco urbano de Barlovento está habitado por poco más de 600 personas aunque el municipio tiene censadas a unas 1900. Una población dispersada entre pequeños barrios y caseríos, donde destaca el barrio de Gallegos y las Cabezadas. Dicen que Barlovento se desarrolló a partir del cruce de dos caminos, donde los comerciantes quedaban para realizar los intercambios de sus mercancías.
Un lugar de ambiente sosegado, tranquilo y de carácter rural con mucha historia bajo sus calles. Tagaragre es su nombre benahoarita y resultó ser la primera población que formaron los colonos de Castilla.
Calles y callejuelas ordenadas e impolutas discurren en torno a la carretera principal LP-1. Podemos caminar por ellas, respirar ese aire puro que trae el Atlántico y disfrutar de un ambiente tranquilo, bajo la luz del sol, observando una combinación de casas antiguas, edificaciones modernas y otras viviendas nuevas o reformadas con detalles que nos recuerdan la historia de la época colonial.
Una población con todos los servicios y llena de gente agradable, amable y muy relacionada con este mundo rural que Barlovento representa a la perfección.
El mercadillo de Barlovento, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y la placita que hay junto a ella, son lugares con mucho encanto donde poder apreciar la calma, la sencillez y la gran historia que tiene Barlovento y lo que representó, en su día, en la isla de la Palma.
Qué podemos ver en San Andrés y Sauces
Villa y Ciudad. Hablamos de San Andrés y Sauces. Cuando nos referimos a los Sauces nos viene siempre una palabra a la mente: agua. ¿Sabes cuál es el nombre benahoarita de esta hermosa población? Adeyahamen, que precisamente significa «bajo el agua».
En la historia de la Palma el actual municipio de los Sauces tenía una gran importancia y en el fondo, todo ello es debido a la constante existencia de agua, en cantidad y en calidad. Hasta las mayores crisis que afectaban al archipiélago entero, dicen que en los Sauces, se pasaban mucho mejor. La calidad de la tierra y agua nunca faltante siempre han sido signo de buena riqueza. Así esta Villa atraía a gente de otras zonas de la isla y pronto surgieron los comercios, diversos servicios y una actividad social y colectiva de la que todavía hablan sus mayores con una gran sonrisa en la cara.
Buena e inmensa producción platanera, patatas y ñames. Destacó también el cultivo de la caña de azúcar para destilar el ron de los primeros maestros roneros, que todavía se mantiene, en menor medida, en la isla de la Palma.
Los Sauces:
Tomar un buen café en la plaza de los Sauces, contemplar el puente de un sólo arco más grande de España o dar un paseo por las bonitas calles de San Andrés o por su paseo junto al mar, con esas vistas constantes al océano Atlántico, es algo con lo que podremos conocer más acerca de su historia, su gente y la tradición de esta importante población en la isla de la Palma. Goza de todos los servicios, amplias calles y callejuelas, construcciones de edificios que se alternan con antiguas casas típicas de la zona.
San Andrés:
Tampoco querremos perdernos un paseo por las calles adoquinadas e impolutas de San Andrés, la iglesia y su placita. Además del paseo, antes mencionado, que lo une con las piscinas naturales del Charco Azul. Reviviendo la historia de una de las poblaciones más encantadoras del norte de la isla de la Palma y observando las casonas típicas que, en su día, pertenecieron a los ricos comerciantes de esta preciosa zona de la Palma.
Qué ver en la Palma en la zona de Puntallana
Teneagua para los awaritas. Lugar muy cercano a la capital de la isla, de poca población y dispersada por sus cinco barrios. De un marcado carácter rural, fusionado con sus preciosos bosques selváticos y su multitud de cultivos. Lugar de casonas, construcciones señoriales y antiguas haciendas que nos trasladarán a esa época colonial de villas y señoríos. Una clara y marcada muestra de lo que antiguamente fue considerado el auténtico granero de la isla de la Palma.
Antiguas casas canarias se fusionan con casas de nueva construcción. Se trata de una población pequeñita, que gira en torno a seis calles, donde encontramos diversos servicios, inmersa entre campos, cultivos y caminos que bajan hasta la costa y que dejan buena muestra de la mejor riqueza, la de su sector primario. Dando buena fe de su historia y que también podremos percibir en su conocido y visitado mercadillo.
El clima perfecto para huir del calor del verano y un gran encanto rural que podremos descubrir, incluso, mientras conducimos.
Qué ver en la Palma, en la zona de la Breña
La Breña o, mejor dicho, las Breñas en su origen eran un único municipio. Pero ya desde principios del siglo XVI se produjo su segregación. Actualmente, dada la pequeña extensión de la capital de la isla y la cercanía de estos municipios con Santa Cruz de la Palma, son un gran vecindario dormitorio de muchas personas que tienen su actividad en la capital de la isla.
De carácter rural, basado en el plátano de exportación y también diverso, como el ganadero, para el consumo interno. Al igual que los cultivos de cereales y legumbres (mucho más reducidos en la actualidad). También destacó por la producción de tabaco, que en el pasado competía con el mejor tabaco cubano y que todavía guarda buena muestra de ello en la actualidad. Dos municipios que fueron uno:
Breña Alta:
El principal núcleo urbano corresponde a San Pedro, capital del municipio. Tranquilo, sencillo e inmerso en un espectacular paisaje de campos, urbanizaciones y tremendas vistas al océano. Destaca su gran plaza, un bonito lugar en cuyas cercanías encontraremos bares y restaurantes donde disfrutar de la gastronomía de la isla.
Breña Baja:
En la zona más cercana a la costa y al final de los diversos barrancos que descienden desde las cumbres de la isla nos encontramos con este municipio, cuyo principal núcleo poblacional se encuentra en San José. De carácter residencial no deja de transmitir el real encanto de la isla. De excelente clima, inmerso en la naturaleza, con pequeñas calles bien organizadas, muy limpias y salpicadas de palmeras y dragos, donde se mezclan también las viviendas actuales con algunas casonas y edificaciones antiguas.
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Las poblaciones del sureste de la Palma
Qué ver en la Palma en la Villa de Mazo
Se corresponde con el cantón benahoarita de Tigalate, que significa «muro de piedra protector». Podría hacer referencia a los muros para protegerse del viento. Llama la atención en la historia de Mazo el carácter fuerte, protector y luchador de sus pobladores prehispánicos. Fueron los cantones de Aceró y Tigalate los que ofrecieron una dura resistencia y pusieron contra las cuerdas a los conquistadores en la isla de la Palma.
Mazo es un pequeño pueblo en el que podrás encontrar todos los servicios. Muy bien organizado, con unas vistas espectaculares hacia el Atántico y en el que también se pueden realizar preciosos senderos. Conjuga a la perfección los tiempos actuales con el carácter rural del municipio. Gran tierra de producción vinícola, de cítricos y quizás el municipio más ganadero de la isla de la Palma en la actualidad.
Destacan, en cuanto a arquitectura se refiere, la casa parroquial, la Iglesia de San Blas y la Casa Roja o casa de Leopoldo Pérez Díaz.
Pequeño pueblo donde reinan la tranquilidad y el silencio, a veces roto por el viento. En constante relación con la naturaleza y repleto de casitas unifamiliares, dispersas y acompañadas de huertos de autoconsumo y plantaciones de cítricos, viñas y algunas verduras y hortalizas.
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El personaje más temido en todo el archipiélago canario, en la historia de Benahoare.
Qué ver en Fuencaliente de la Palma
La Fuente Santa en realidad era llamada Fuente Caliente en el pasado y de ahí el nombre del municipio sureño de la isla de la Palma. Para los benahoaritas, su cantón denominado Ahenguareme que significa «de color negro, oscuro». Y es así… Ahenguareme o Fuencaliente: Tierra de fuego, sal y… ¡vino!
Población bastante dispersada por todo el municipio en diversas casitas esparcidas por las laderas y rodeadas de volcán y bonitas viñas. Un placer caminar por aquí cuando todas las viñas muestran su verde, en contraste absoluto con esta tierra volcánica.
No obstante el núcleo poblacional de su capital, los Canarios, goza de todos los servicios necesarios y podemos visitar alguna bodega o dar un paseo por el pueblo a ambos lados de la carretera principal. Destaca la iglesia de San Antonio Abad y el Ayuntamiento. Así como la cantidad de casitas canarias típicas que podemos observa si descendemos hacia el mar por cualquiera de sus pistas asfaltadas, entre viñedos.
Qué podemos ver en el Paso
Cuatro son los cantones que albergaba el actual municipio del Paso, el más grande de toda la isla de la Palma: Aceró, reino de Tanausú; Tamanca, Aridane y Tijuya. El nombre del Paso, quizás lo podamos imaginar, es la zona de paso entre las dos vertientes de la isla que actualmente atravesamos por los túneles y la carretera de la cumbre pero que en el pasado, como podrás descubrir en la Palma, requería muy buenas piernas.
En la conquista hispánica ya se quedó este nombre y es que…»la mejor forma de capturar al valiente Tanausú era subiendo por el paso» como indicaban entonces las tropas castellanas para vencer al valiente rey del cantón de Aceró.
El núcleo urbano del Paso es el de una pequeña, cuidada, bien organizada y preciosa población de montaña: bonitas calles empinadas, zonas adoquinadas, la iglesia, sus placitas, el museo de la seda… servicios, comercios y una gran avenida principal con bares, restaurantes y una gran plaza donde podremos disfrutar de la paz y la tranquilidad, tras un día de excursiones y senderos.
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Las poblaciones del suroeste de la Palma
Un paseo por Tazacorte
Pertenecía al cantón de Aridane durante la época prehispánica benahoarita. Se distingue la Villa de Tazacorte y el Puerto de Tazacorte, lugar por donde se inició la conquista hispánica de la isla de la Palma y segundo puerto principal de la isla.
A inicios del siglo XX Tazacorte fue la zona más poblada del Valle de Aridane y también de mayor desarrollo económico. Pero sin duda alguna, Tazacorte es conocido por ser independiente de España durante tres días, en el año 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera. «Con bicheros, palos y cañas, gritemos con voz de calibre: viva Tazacorte, libre e independiente de España». La importancia del sindicalismo y las ideas comunistas en las agrupaciones campesinas de Tazacorte dejaron esta huella histórica y todavía hoy podremos escuchar entre sus gentes aquello de: «Bienvenido a la República Independiente de Tazacorte» haciendo referencia a este importante hecho histórico en la isla de la Palma y en toda España. Su iglesia, la iglesia de San Miguel, aguarda también mucho de la historia importante de la isla de la Palma.
Además de ser el pueblo con más horas de sol de toda Europa y tener el único museo dedicado al plátano en todo el continente es un pueblo tranquilo y con mucho encanto. Un placer recorrer sus calles y plazas, donde encontrarás bares, restaurantes y comercios enfocados al océano Atlántico y a todo un mar de plataneras, que ponen el sello a las vistas y las fotografías de esta preciosa población de la Palma.
El Puerto de Tazacorte también nos sorprenderá, su calle está llena de bares, restaurantes y terrazas con continuas vistas al mar y dar un paseo por sus pequeñas calles, bajo los rayos del sol, tiene un encanto especial. La playita y el buen clima están garantizados, así como las preciosas vistas a las fincas plataneras que se anteponen al sol, cuando se esconde tras el Atlántico en el horizonte.
Qué ver en Tijarafe
Hiscaguán para los benahoaritas, contemplaba también el actual municipio de Puntagorda. Dedicado tradicionalmente a los cultivos de autoconsumo ligados al secano y siendo arrendados del señorío, Tijarafe fue una zona muy ligada a las condiciones meteorológicas de cada año. Año de lluvias y nieves… año de bienes y los años de sequía suponían pobreza, no poder pagar las rentas y simplemente subsistir o directamente emigrar a la hermana isla de Cuba.
Precisamente gracias a las rentas recibidas por los emigrantes y a la vuelta de buena parte de la gente que emigró, Tijarafe comenzó a desarrollarse mucho más a finales del XIX y principios del XX. Por otro lado, fueron las canalizaciones de agua y su posterior desarrollo las que permitieron tornar los cultivos de subsistencia y secano por los cultivos comerciales y de regadío.
Dar un paseo por Tijarafe, contemplar las casitas que podemos encontrar en su entorno, la calma que se respira, las constantes vistas al mar y sobre todo los atardeceres que ahí tienen lugar casi a diario, con un cielo limpio de nubes, son placeres que no deberías perderte.
Los pueblos de la Palma en el noroeste
Qué podemos ver en la Palma en Puntagorda
Municipio sinónimo de encanto rural en la isla de la Palma. Perteneció al cantón de Tijarafe en la época benahoarita y se desarrolló junto a Tijarafe durante finales de los siglos XIX y principios del XX gracias al acceso al agua de riego que permitió sustituir los cultivos de secano por los comerciales de regadío.
Población muy diseminada en casitas campesinas con un encanto especial y entre la que todavía predominan los almendros y todo lo relativo a la cultura y repostería de la almendra, que gozan de bastante fama en la isla.
Destacan la casa parroquial, el edificio del Ayuntamiento y siempre disfrutamos caminando por sus calles y el silencio de su plaza y los rincones que se aúnan con el horizonte del Atlántico. De igual manera es todo un lujo poder pasear por los puestos de su mercadillo del agricultor, donde siempre podremos adquirir productos de la tierra, de gran calidad y que dan buena muestra del cariño, la calidad y el arte con el que están producidos por su gente.
Que ver en la norteña Garafía
Tagalguen era el nombre que recibía este cantón para los benahoaritas o awaritas. Basado por aquel entonces en la ganadería trashumante y sin constancia alguna de la existencia del cultivo de cereales. Zona muy aislada del resto de cantones tanto por vía terrestre como por vía marítima a causa del lugar donde se ubica. Tras la conquista hispánica se introdujo el cultivo de cereal pero seguía primando la economía de subsistencia basada en el ganado: cabras, ovejas y cerdos. Algo totalmente lógico si pensamos en la cantidad de agua y verde forraje existente en esta zona de la Palma.
Es en Garafía donde se encontró el primer vestigio de origen bereber. Un trozo de barro con algo inscrito en él que se encontró en las cuevas de Buracas. La única pieza que muestra algo semejante en todas las islas Canarias. Algo que arroja luz en las investigaciones acerca de la primera colonización del archipiélago.
Población bastante dispersada por todo el municipio, dedicada principalmente a los cultivos y el ganado. Con capital en Santo Domingo, una pequeña población que goza de varios servicios y que se mantiene siempre impoluta y en absoluta calma. Una maravilla caminar por sus calles, visitar el Ayuntamiento, la iglesia y su plaza, alguna de sus callejuelas empedradas donde podremos observar varias viviendas de construcción antigua, la fuente con riquísima agua potable… La calma, ese ambiente fresco, rural y la bondad de sus gentes son siempre un placer para cualquier visitante, al igual que los tremendos quesos que elaboran por aquí.